Por Isabel Montes
Tal vez en esta ocasión el título de esta colaboración no sea el apropiado, hoy traigo una poesía que no está dedicada exactamente a la huerta, pero si a un producto importante en nuestra Asociación, compuesto por ingredientes procedentes de la Agricultura, en nuestro caso Agricultura Ecológica.
Nuestra, ayer aventura, hoy experiencia, de producción y consumo se inició en la huerta, a través de nuestras ya tradicionales cestas de verduras, después se fueron incorporando a nuestro consumo otros productos: frutas, aceite, pollo, y PAN.
El pan, uno de los principales alimentos de nuestra cultura mediterránea es hoy nuestro producto destacado. Nos aporta sobre todo hidratos de carbono, además de fibra, vitaminas y minerales, en proporciones que dependen del tipo de cereal (trigo, espelta, centeno, maíz, mezcla…) o harina (integral, blanca, mezcla de ambas), así como de los ingredientes empleados para condimentarlo y/o aromatizarlo (especias, frutas, frutos secos, miel, etc.).
A nuestra cesta llega a través de Antonio Burguillos, nuestro panadero ecológico de cabecera, que nos lo presenta en gran variedad de sabores y aromas.
El pan es ese alimento imprescindible que tiene algo de mágico, cantado en la siguiente Oda con la certera maestría de Neruda.
ODA AL PAN
PAN
Pan,
con harina,
agua
y fuego
te levantas.
espeso y leve,
recostado y redondo,
repites el vientre
de la madre,
equinoccial
germinación
terrestre.
Pan,
qué fácil
y qué profundo eres:
en la bandeja blanca
de la panadería
se alargan tus hileras
como utensilios, platos
o papeles,
y de pronto,
la ola
de la vida,
la conjunción del germen
y del fuego,
creces, creces
de pronto
como
cintura, boca, senos,
colinas de la tierra,
vidas,
sube el calor, te inunda
la plenitud, el viento
de la fecundidad,
y entonces
se inmoviliza tu color de oro,
y cuando se preñaron
tus pequeños vientres,
la cicatriz morena
dejó su quemadura
en todo tu dorado
sistema de hemisferios.
Ahora,
intacto,
eres
acción de hombre,
milagro repetido,
voluntad de la vida.
Oh pan de cada boca,
no
te imploraremos,
los hombres
no somos
mendigos
de vagos dioses
o de ángeles oscuros:
del mar y de la tierra
haremos pan,
plantaremos de trigo
la tierra y los planetas,
el pan de cada boca,
de cada hombre,
en cada día,
llegará porque fuimos
a sembrarlo
y a hacerlo,
no para un hombre sino
para todos,
el pan, el pan
para todos los pueblos
y con él lo que tiene
forma y sabor de pan
repartiremos:
la tierra,
la belleza,
el amor,
todo eso
tiene sabor de pan,
forma de pan,
germinación de harina,
todo
nació para ser compartido,
para ser entregado,
para multiplicarse.
Por eso, pan,
si huyes
de la casa del hombre,
si te ocultan,
te niegan,
si el avaro
te prostituye,
si el rico
te acapara,
si el trigo
no busca surco y tierra,
pan,
no rezaremos,
pan,
no mendigaremos,
lucharemos por ti con otros hombres,
con todos los hambrientos,
por todos los ríos y el aire
iremos a buscarte,
toda la tierra la repartiremos
para que tú germines,
y con nosotros
avanzará la tierra:
el agua, el fuego, el hombre
lucharán con nosotros.
iremos coronados
con espigas,
conquistando
tierra y pan para todos,
y entonces
también la vida
tendrá forma de pan,
será simple y profunda,
innumerable y pura.
Todos los seres
tendrán derecho
a la tierra y a la vida,
y así será el pan de mañana,
el pan de cada boca,
sagrado,
consagrado,
porque será el producto
de la más larga y dura
lucha humana.
No tiene alas
la victoria terrestre:
tiene pan en sus hombros,
y vuela valerosa
liberando la tierra
como una panadera
conducida en el viento.