Por Isabel Montes
No fue por casualidad que el germen de nuestra Asociación surgiera en Cabra. Y es que, aunque nacimos con una clara vocación comarcal, de ahí nuestro nombre, SUBBÉTICA ECOLÓGICA, y celebramos que huertas de otras poblaciones (Rute o Carcabuey) se vengan sumando a nuestro proyecto, no fue fruto del azar que las huertas que lo iniciaron fuesen de Cabra.
Es lógico que en una ciudad que siempre tuvo a su huerta como seña de identidad se fraguase un movimiento que pretende recuperar una actividad tradicional, que corre por los genes de prácticamente cualquier egabrense.
Y para muestra un botón en forma de poesía: Remontándonos al siglo XVII encontramos a Jerónimo de Herrera, que cuentan las crónicas que fue un insigne poeta de aquel tiempo nacido en Cabra, que irremediablemente cantó a la huerta egabrense. De su producción entresacamos algunas estrofas donde lo hace…
En las huertas y su espacio
la agradable primavera
tiene su centro y esfera,
morada eterna y palacio,
la maravilla es topacio,
oro el mágico alelí,
espínela el carmesí…
y para engañar la vista,
la violeta es amatista
y el rojo clavel rubí.
El margen bordan del río,
flores que esmaltan sus perlas
y el mismo, alegre por verlas,
corre limitando el brío;
y en verano, otoño, estío,
con este mismo tesoro
Fuente el Río y Vado el Moro,
con verdes plantas lozanas
a las sacras nueve hermanas
sirven de capilla y coro.
Los árboles, con sus frutos
liberales, los veranos
a los ojos, gusto y manos
rinden copiosos tributos;
y el agua, por mil conductos
que murmurando con risa
por los troncos se desliza
tanto sus copas levanta
que la más humilde planta
en las altas nubes frisa.
(Jerónimo de Herrera. siglo XVII)
Cómo vemos la huerta es un pequeño universo de biodiversidad (con lugar para las flores y los árboles) que nace con la complicidad de una tierra fértil y la abundancia de agua.