Por Isabel Montes
Llegó septiembre, con él, el fin del verano, y nuestras huertas siguen su evolución natural, al son de las estaciones: los productos del verano van menudeando y aparecen las frutas y verduras propias del Otoño.
Uno de los árboles más emblemáticos –y de los más bonitos- de la huerta tradicional egabrense nos ofrece en otoño una fruta atractiva en la gastronomía, por sabor, color, y propiedades nutricionales. Se trata de la granada. Sola, en zumo, acompañando postres o ensaladas, nos dará un toque de distinción.
También ella tiene poesía propia. Se la compuso uno de los grandes, que con su verbo la ilumina y le arranca, en corto espacio, una intensa carga emotiva, el poeta que encontró en el oficio de hortelano y en las tareas de la agricultura bellas, sentidas, y certeras imágenes: Miguel Hernández.
LA GRANADA
Sobre el patrón de vuestra risa media,
reales alcancías de collares,
se recorta, velada, una tragedia
de aglomerados rojos, rojos zares.
Recomendable sangre, enciclopedia
del rubor, corazones, si mollares,
con un tic-tac en plenilunio, abiertos,
como revoluciones de los huertos.