Huerta y Poesía: La NARANJA

Por Isabel Montes

Empieza a ir tomando su característico color esa fruta que nos va a acompañar durante todo el invierno, fuente importante de vitamina C, que seguro nos va a preservar de los molestos resfriados: la naranja.

Nuestras huertas egabrenses tienen algún ejemplar de naranjo, de carácter testimonial, por lo que echamos de menos a César, nuestro productor de Palma del Río. La boca se nos está ya haciendo agua rememorando el sabor de sus ricas naranjas, para tomar solas, a gajos o en zumo, o en ensalada (con cebolleta, bacalao, atún, o con aceite y azúcar). Este fin de semana llegan las primeras.

La poesía que hoy traigo, que canta a la naranja, la descubrí hace unos años, a través de la preciosa colección de las 4 estaciones, que publicó el Ayuntamiento de Lucena. Su autor, un simpático cura mejicano,  JOAQUÍN ANTONIO PEÑALOSA, con su verbo vigoroso, ocurrente, y alegre, capaz de divinizar esas pequeñas cosas que componen la existencia. Me cautivó desde entonces.

Paladeemos pues esta naranja-poema, en tanto nos llegan las otras, las de comer.

RECETA PARA HACER UNA NARANJA –Joaquín Antonio Peñalosa (1922-1999)

Contrátese a la primavera
para que diseñe los azahares,
es tan imaginativa la modista en velos nupciales,
sólo que trabaja unos días al año.

Los dedos de la lluvia
esparzan dos cucharaditas de azúcar,
esponje el aire los gajos de la cúpula,
se desentienda el sol de todo el universo
para teñirle la piel con sus pinceles
especializados en rojos,
añádase el barniz del otoño para sellar los poros,
qué envidia del pop-art y las naturalezas muertas.

No toques aún esta naranja,
ponte primero de rodillas y adora como los ángeles,
fue hecha para ti en exclusiva,
para nadie más,
como un pequeño inmenso amor
que se cae de maduro,
que se entrega redondo.

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Marián
Marián
11 años atrás

Precioso, gracias Isabel por traernos una poesía para cada momento.