Huerta y Poesía: EL TOMATE !!

Por Isabel Montes

¡Ya ha llegado! Cómo todos los veranos llega a nuestra huerta el rey. Un rey rojo: el tomate.

Del tomate existen infinidad de variedades, de lo que puede dar fe nuestro socio Carlos de la Rosa, pero sea cual sea su variedad, el tomate siempre es un alimento indispensable en nuestra mesa.

Está bueno simplemente abierto por la mitad con unos granitos de sal (y hasta sin ella ¡qué gusto que exploten en nuestra boca los tomatitos cherry, cogidos directamente de nuestra cesta!), pero ¿Qué sería de los sofritos sin el tomate? Escasos son los platos en los que no interviene el tomate, cuesta imaginar la alimentación que teníamos antes de que nos llegaran desde América.

Porque no pueden faltar en nuestra cocina, debemos ir pensando, de cara a cuando lleguen los fríos, y se nos marche el “monarca”, en preparar conservas o en secarlos.

Para cantarle a este manjar, tenemos nuevamente a Pablo Neruda, con su Oda al tomate, pero esta vez traemos sorpresa, y es que junto a la poesía, traemos el recitado con música por Jorge Drexler en una presentación que sustituye a nuestra habitual fotografía.

¡Que aprovechen!

ODA AL TOMATE – Pablo Neruda

La calle
se llenó de tomates,
mediodía,
verano,
la luz
se parte
en dos
mitades
de tomate,
corre
por las calles
el jugo.
En diciembre
se desata
el tomate,
invade
las cocinas,
entra por los almuerzos
se sienta
reposado
en los aparadores,
entre los vasos,
las mantequilleras,
los saleros azules.
Tiene
luz propia,
majestad benigna.
Debemos, por desgracia,
asesinarlo:
se hunde
el cuchillo
en su pulpa viviente,
es una roja
víscera,
un sol
fresco,
profundo,
inagotable,
llena las ensaladas
de Chile,

se casa alegremente
con la clara cebolla,
y para celebrarlo
se deja
caer
aceite,
hijo
esencial del olivo,
sobre sus hemisferios entreabiertos,
agrega
la pimienta
su fragancia,
la sal su magnetismo:
son las bodas
del día,
el perejil
levanta
banderines,
las papas
hierven vigorosamente,
el asado
golpea
con su aroma
en la puerta,
es hora!
vamos!
y sobre
la mesa, en la cintura
del verano,
el tomate,
astro de tierra
estrella
repetida
y fecunda,
nos muestra
sus circunvoluciones,
sus canales,
la insigne plenitud
y la abundancia
sin hueso,
sin coraza,
sin escamas ni espinas,
nos entrega
el regalo
de su color fogoso
y la totalidad de su frescura.

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